PROCESO ARQUEOLÓGICO

Las excavaciones en el Cerro del Santuario se realizaron para tratar de documentar la necrópolis dado las remociones del terreno emprendidas por el dueño de la finca para el acondicionamiento agrícola. La zona N del cerro fue la más afectada. En el verano de 1968, el MAN inicia los primeros trabajos de excavación en el lado W del cerro, documentando 17 enterramientos, cuyos ajuares fueron enviados al Museo Arqueológico de Granada, según ordenaba la Orden de Excavación. Durante el invierno y primavera siguientes el terreno fue arrendado y después vendido al mecenas Pere Durán Farell, quien tenía interés en subvencionar las excavaciones, concediéndole la ley la propiedad de los objetos encontrados. De nuevo, se obtiene el permiso de excavación para la campaña de 1969 y 1970 en la que se descubrieron las tumbas 18 a 130. El material fue enviado, por orden de la Comisaría General, al MAN, donde se restauraron, dibujaron y fotografiaron las piezas a costa del Sr. Durán.

En 1971 se realizó la última campaña de excavación, en la que se documentaron muchas de las tumbas con los ajuares más espectaculares, como la 155, que contenía la escultura cineraria de la Dama de Baza. Se excavaron las tumbas 131 a 183. Las excavaciones documentaron una mediana necrópolis de incineración que se utilizó durante todo el siglo IV a.C.

Las tumbas se clasificaron en cuatro tipos:

  • Tipo A: El más frecuente y distribuido por toda la necrópolis. Consiste en un hoyo hecho directamente en la tierra, de unos 0,35 m. de profundidad y una anchura de 0,30 m., en el cual se documenta una urna de cerámica con las cenizas del difunto, tapada con un plato y a su lado, a veces, va algún arma o pequeños vasos.
  • Tipo B: Son tumbas de dimensiones pequeñas, pero hechas de adobes o tierra apisonada de forma cuadrada y cubierta también por unos cuantos adobes, que a veces forman una superestructura en forma de pirámide. El ajuar es el mismo que en el grupo anterior, aunque con vasos decorados de cerámica ibérica.
  • Tipo C: Este grupo lo componen una serie de tumbas en cista, muy típicas en esta necrópolis. La forma más simple consiste en una cista construida con grandes lajas de piedra caliza local.
  • Tipo D: Son tumbas cuya infraestructura consiste en una fosa rectangular con tendencia a la forma cuadrada excavada en la roca del cerro y con el ajuar depositado en el fondo.

Entre todas estas tumbas excavadas en 1971, 44 años después se descubrió que la tumba número 155 de la necrópolis de Cerro Santuario, donde se encontró la escultura ibérica de la Dama de Baza, no fue destruida como se ha creído hasta ahora. 

Entre 2013 y 2015 se retoman los trabajos en el yacimiento, a cargo del CEAB. En esos trabajos se constata que las tumbas de cámara grandes y medianas fueron más complejas arquitectónicamente de lo que se había considerado. Estas suelen tener un pasillo de entrada, en algunos casos antesalas, y paredes revocadas con yeso, pintadas con motivos en color rojo. Por otra parte, se ha demostrado que las grandes tumbas tuvieron una historia larga, con reformas constructivas y cambios de función y ritual dentro de las mismas

NUEVA VISIÓN DEL YACIMIENTO

Los investigadores del CEAB precisan que la visualización de la necrópolis ha cambiado igualmente desde un punto de vista importante: «En relación con la construcción romana, es posible que debamos asociar a esta los elementos constructivos localizados en diversos momentos en la superficie del yacimiento. Es el caso de la conocida como gola egipcia recuperada cerca de la tumba 123 y que, en realidad, debió tratarse de un cimacio romano. Además, existen varias piezas de sillería en el museo de Baza que pueden relacionarse con este monumento, y que presentan decoración labrada de pilastras y celosías romboidales ».

Los últimos hallazgos de gran interés científico se lograron gracias a los trabajos de conservación y musealización que el Ayuntamiento de Baza está realizando en los yacimientos arqueológicos de la ciudad ibera de Basti y en la necrópolis de Cerro Santuario, para hacerlos accesibles mediante senderos a pie que recorrerán el asentamiento y que contarán con señalización y puntos de observación que permitirán a los visitantes comprender mejor cómo vivía la población bastetana hace más de 2.500 años.

PROCESO ARQUEOLÓGICO Y RE-EXCAVACIÓN 2023/2024

En octubre de 2023 comienza la tercera re-excavación de las tumbas del Cerro Santuario, donde se han redocumentado cuatro tumbas de cámaras y algunos elementos relacionados con las piras funerarias, completamente inéditos.”

Mapeo geofísifco de la tierra

En colaboración con el Instituto Geofísico Andaluz se ha realizado una prospección geofísica de las áreas vírgenes del yacimiento, mediante métodos eléctricos y magnéticos con georradar.

Re-excavación de las tumbas 43, 106 y 142.

De las estructuras intervenidas en esta campaña destacan tres elementos. La tumba 43 es una cista mediana de lajas de piedras, con bancos interiores, a la que se le ha podido documentar un pasillo de entrada a la misma. La tumba 106 es otra tumba de cámara, de la fase más antigua del yacimiento, y por tanto de estructura muy sencilla, en la que destaca un revestimiento de barro amasado de color rojo. Y la tumba 142 es otra tumba de cámara, en este caso con una estructura muy original que consiste en un armazón de adobes y madera, que sostenía un techo de madera sobre la cámara.”

Cribado de las terreras y escombreras

En esta campaña se ha retirado y cribado la última terrera de las campañas de 1968-1971. Con ello se ha recuperado el perfil y forma original del cerro, previo a las primeras intervenciones arqueológicos, y se han recuperado numerosos materiales cerámicos, metálicos, de piedra y hueso, desechados por las intervenciones antiguas. Entre estos materiales destacan pendientes de oro y plata, cuentas de collar y botones de pasta vitrea, pasadores textiles de hueso,, fragmentos de inscripciones romanas, y en general, un conjunto de cerámicas que ilustran la larga vida cronológica de este yacimiento, que abarca desde el Bronce Final al siglo VII-VIII d.C.

Interpretación de los restos y ajuares encontrados en las re-excavaciones.

Uno de los aspectos más novedosos en la interpretación de los ajuares funerarios ibéricos es la constatación que los ajuares son personales, sino una ofrenda familiar, y que en las grandes cámaras se observa la presencia repetida de una vajilla relacionada con el consumo de bebidas alcohólicas y la libación, que suelen componerse de palangana de bronce, para contener el líquido, platos, kylix o pequeñas jarras para el servicio de la bebida. Este ajuar se guarda en el interior de las cámaras funerarias, y no en las viviendas de la ciudad,  porque tiene un carácter sagrado.

Enterramiento de las tumbas para su conservación y posterior trabajo.

Una vez finalizados los trabajos de documentación las estructuras arqueológicas, han sido objeto de una serie de medidas de conservación preventiva. Se han reparado pequeños desperfectos en las construcciones; se han protegido los pavimentos de yeso con papel vegetal absorbente y una capa de áridos inertes. Además, se han protegido con malla anti-hierbas y una potente capa de tierra de las terreras del yacimiento, que permitirá la conservación de estos restos de cara a futuras musealizaciones.

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